miércoles, 20 de marzo de 2013

La liga del odio.




Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien.
Martin Luther King.


La inspiración para escribir la encuentro en aquellas situaciones que me llaman la atención por su peculiaridad. Este fin de semana, me sorprendí (por enésima vez) por la actitud que el ser humano muestra en determinadas circunstancias. Esta vez, me centraré en un caso concreto, que todos conocemos y compartimos: el fútbol.
Soy una persona “montada” en las redes 2.0 (twitter y facebook, principalmente). La primera la suelo revisar cada hora, ya que me pone al corriente de la mayoría de las noticias relevantes del día, así como de la opinión de mis “followers”.
Pues bien, el sábado por la noche me encontré con un panorama que me hizo sentir verdadera lástima. Recién terminado el partido Barça – Sevilla, ya había varios comentarios relacionados con el partido. Ese hecho, en sí, no es lo que me trajo la inspiración. Lo que me llevó a pensar “qué pena de sociedad” fue el contenido y el tono de los comentarios.
“Culerdos de mierda”, “Que os den por culo catalinos”, “es vuestra puta cara asquerosos”. Eso son tres ejemplo de lo más light que puedo mostrar.
¿Qué es el fútbol si no un deporte? ¿Qué somos nosotros si no espectadores y aficionados de nuestro equipo?
Parece ser que eso ya no es así. El fútbol ya no es un deporte, si no la excusa para poder odiar, y ya no somos otra cosa que los guerreros de una causa absurda. No somos aficionados de un equipo, si no aficionados a odiar a otro (y jamás entenderé tampoco el motivo, quizá porque no exista).
Estoy segura de que hay gente que disfruta más con las derrotas del equipo al que odia que las victorias del suyo propio.

Soy seguidora de un equipo, pero ante todo soy una persona como otra cualquiera, y jamás podría odiar a alguien que ni siquiera conozco, por el mero hecho de que sea de otro equipo. Si eso me hace ser una seguidora de segunda, así será. Para mí, la humanidad va antes que la desmesurada y absurda pantomima que despiertan las luchas entre aficionados.

Sí, me da verdadera lástima ver como el ser humano es capaz de tergiversar cualquier evento para poder crear una lucha absurda y sin sentido.
Pero más pena me da aún pensar que nadie luchará jamás por una conciliación lógica y una afición sana, si no que seguirán pasando los años, las ligas y los partidos, y seguiré leyendo “dulces” palabras de desprecio hacia mí, de gente que ni siquiera conozco, por el mero hecho de ser aficionada a un club de fútbol.

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