sábado, 30 de marzo de 2013

Escuela de Jueces


Imagínense que pasan semanas trasnochando estudiando para un examen, y que al hacerlo, alguien que jamás ha estudiado esa materia os lo corrige en función de sus conocimientos en el campo (nulos). Por ello, sacáis mala nota o incluso suspendéis. Frustrante, ¿verdad?

Pues algo así es lo que pasa a veces en el mundo del Debate Universitario de Competición. A todos nos ha pasado, llegar a un torneo con toda nuestra ilusión y muchas noches de trabajo a las espaldas, y encontrarnos con jueces que ni siquiera saben en qué consiste “eso del debate”.
Llevamos años demostrando los innumerables beneficios del Debate de Competición, y somos una comunidad en constante expansión. Cada año se forman nuevas Sociedades de Debate y se organizan nuevos torneos. Hay que continuar fomentando este crecimiento, y eso debe hacerse a todos los niveles.
Al participar en un torneo se deben sacar dos beneficios para que la ilusión por debatir siga viva: aprendizaje y diversión.
El aprendizaje empieza desde que se nos da la pregunta del torneo unas semanas antes, y llega a su máxima expresión cuando nos ponemos delante de los jueces.
La diversión ha de entenderse como esa maravillosa sensación tras un debate, en el que hemos dado lo mejor de nosotros mismos y queremos hacerlo de nuevo, mejorando los fallos siempre.
El problema es que muchas veces esto último no se cumple, porque vemos que nuestro trabajo no se valora porque la organización de un torneo no ha sabido seleccionar jueces que sepan de qué trata este mundo del Debate. Quema mucho, muchísimo. Desde mi punto de vista, es una de las ofensas más grandes a las que se puede ver expuesto un orador. Que tras todo el trabajo que supone preparar un torneo, acabemos con un muy mal sabor de boca porque no entendemos los resultados y los feedbacks no han sido productivos, precisamente porque los responsables de ello (los jueces) no saben en realidad a penas nada del Debate Universitario de Competición.

Lanzo un guante a todos los organizadores, y es que cuidemos todos los detalles de un torneo, y más aún algo tan importante como son los jueces. Siendo lo idóneo antiguos oradores, si no pudiese ser así, al menos explicarle con detenimiento a aquellos que van a tener ese rol en qué consiste un Debate. 

martes, 26 de marzo de 2013

Otra perspectiva de Alemania



Grecia, España y, ahora, Chipre. La crisis del euro parece estar creando un efecto dominó, sin saber aún si la última pieza en caer será la moneda común o la idea de unión supranacional. Lo que muchos si parecen creer es que parte de la culpa de esta situación la tiene Alemania. En esta entrada no voy a aburrir con datos económicos que apoyen o ataquen esa opinión. Simplemente voy a hablar de Alemania.
Llegué ayer de pasar unos días en dicho país, para visitar a amigas alemanas que conocí hace unos meses. Estaba bastante intrigada por conocer esa tierra que ocupa columnas en los periódicos españoles casi a diario, y estaba absolutamente decidida a abrir la mente y comprender realmente al alemán de a pié. La política alemana se puede leer en la prensa, la historia en los libros. A mí me interesaba la idiosincrasia de la región, y eso se descubre dialogando con el pueblo alemán. La mejor manera que encuentro para comunicarlo es reproducir una conversación que tuve con Laura, una amiga alemana, a las tantas de la mañana:


-          ¿Qué se siente siendo alemana?
“Bueno, en realidad ese tema es un arma de doble filo. Por un lado, por supuesto que me siento orgullosa de dónde vengo. Éste es mi hogar y es la tierra donde he crecido. Eso condiciona mucho la forma de ser y de ver las cosas.
Pero por otro lado, los alemanes siempre hemos tomado el papel de malo de la película en la historia contemporánea. Sobre todo a raíz de la IIGM, se generalizaba y se tenía por nazis a todos los alemanes. Aún hoy en día, 70 años después, se nos sigue etiquetando así. No puedes imaginarte la impotencia que nos produce eso. Yo ni siquiera había nacido, mi familia no vivía en Alemania aún; pero aún así existe como presión invisible que nos empuja a sentirnos culpables de lo ocurrido. Te puedo asegurar que soy la primera que piensa que lo que ocurrió fue un verdadero horror sin sentido alguno.
A veces es muy frustrante. Sólo podemos sacar la bandera alemana con orgullo cuando juega la selección. Si no se nos mira como neonazis o algo por el estilo…”

-          ¿Cómo crees que te ha influenciado ser alemana en tu forma de ser?
“Aunque se diga que los alemanes somos muy serios y fríos, yo no utilizaría esas palabras para describir a un alemán típico. Más bien, diría que somos personas con la mente siempre puesta en el futuro. Medimos cada uno de los pasos que damos, y sus consecuencias. Nos gusta ir con pies de plomo, porque es mucho más fácil cambiar los planes que enmendar un error.  Nos esforzamos en perseguir lo que queremos, para poder mirar un día atrás y estar orgullosos de nosotros mismos.”

-          ¿Y cómo se vive la política en Alemania?
“Jajaja. Supongo que para explicarte esto lo mejor es poner como ejemplo a Angela Merkel. No se puede decir que sea una mujer muy querida en Alemania. A ningún país le gustan los recortes. Y por supuesto, cada alemán tiene una ideología política distinta, como en cualquier otro lugar del planeta. Pero, como ya he dicho, los alemanes siempre miramos al futuro. Aunque no nos guste la canciller, hemos de reconocerle que, desde un punto de vista económico sobre todo, le ha hecho mucho bien a Alemania. Sí, ha reducido presupuestos y ha elevado las tasas. Sin embargo, solemos decir que “el mundo no es algo que heredamos de nuestros padres, sino algo que tomamos prestado de nuestros hijos”. Viéndolo desde esa perspectiva, entendemos que debemos hacer sacrificios en el presente para que nuestros hijos vivan mejor que nosotros en el futuro.”


No quiero alargar mucho más, pero que es suficiente para entender un poco mejor a Alemania, lejos de la prensa económica. Animo a todos los curiosos a que vayan allí y se mezclen con la gente. Desde luego es un país que no deja indiferente.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Día Internacional de la Felicidad


"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de circunstancias"
John Locke

Tras varios meses, aquí estoy de nuevo. La ausencia no sé explicar si ha sido por falta de ganas, inspiración o tiempo; pero el regreso al blog hoy sí tiene un motivo claro y definido: la Felicidad.
Por primera vez en la historia se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Como no podía ser menos, las redes sociales andan abarrotadas con mensajes de positivismo lo cual, desde luego, ayuda a ver la vida desde otra perspectiva (al menos hoy).  Pero, ¿qué pasa con el resto de los días?
Como seres humanos tenemos la obligación de ser felices, de hacer de nuestra vida aquello que queramos que sea. En muchas ocasiones recurrimos a excusas o buscamos culpables de que nuestro presente no sea como lo soñábamos años atrás. Hacer eso es meterse deliberadamente en un laberinto sin salida.
La libertad es el bien más preciado del que disponemos. Si bien es cierto que no todas las situaciones las podemos controlar, las decisiones sí. Y al fin y al cabo, somos producto de nuestras decisiones: qué camino tomar, cuándo tomarlo, cómo celebrar los éxitos, pero sobre todo, como sobreponerse a los errores y aprender de ellos.
No es cuestión de celebrar una vez al año la felicidad. No es cuestión de estar feliz un día, o en determinados momentos. Es cuestión de ser feliz. ¿Cómo? Queriendo serlo. Así de simple.
Siempre, en cualquier circunstancia, ante cualquier contratiempo, existe un camino que nos lleva a la sonrisa. Recordar una sensación, ver una foto, emocionarse con el futuro. Ese camino se dibuja en nuestra mente, pero sólo es visible si realmente queremos seguirlo.



"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días"
Benjamin Franklin

14N a 3.000km



Se suele decir eso de que los problemas se ven con mayor claridad desde fuera. Totalmente cierto.
Llevo viviendo ya dos meses en Varsovia, la capital polaca, como estudiante Erasmus. Paso los días rodeada de gente de todo el Globo, curioseando sobre la forma de vida en otros países, y mostrando orgullosa lo maravillosa que es España. Es ahora, a 3.000km de distancia, cuando más española me siento. Una parte de mi mente (y mi corazón entero) siguen en la península.
Cada mañana leo la prensa para seguir con detalle lo que ocurre en mi tierra. Ajustes, críticas, réplicas, manifestaciones… Lo mismo desde hace ya demasiados meses. ¿Cuándo vamos a tocar fondo?
Desde mi punto de vista, hoy lo hemos hecho. Lleva mucho tiempo sin ser agradable leer noticias sobre España, pero el 14N ha conseguido que me lleve las manos a la cabeza al ver lo que ha acontecido… o más bien a la cara para no verlo.
La huelga es un derecho fundamental recogido en la Constitución, de titularidad individual. Es decir, siempre y cuando una huelga sea convocada, cada trabajador puede escoger libremente si ejerce ese derecho o no. Respetaré siempre este derecho, porque es una herramienta de la que el pueblo siempre dispondrá para poder expresarse.
No pasaré a discutir los motivos por los cuales se ha intentado paralizar la industria nacional, ni si una huelga es la solución adecuada. Al no ser jurista ni politóloga, no puedo hablar con el suficiente conocimiento de la causa. Pero permítanme hablar como una española que echa de menos su tierra y que sigue sufriendo por la situación.
Como ciudadana estoy convencida de que esta huelga no es solución, sino más bien un agravante del problema. ¿Contra quién se supone que se manifiesta la gente? Contra la mala gestión del gobierno, o así rezaban los sindicatos en las convocatorias. Pero… ¿contra quién han acabado yendo los insultos y las vejaciones? Contra los propios trabajadores.
Desde fuera se ve el problema con mucha más gravedad. Personas tratando de imponer la libertad de ejercer el derecho de huelga. Sí, suena fatal y parece hasta mal escrito. De hecho no tiene sentido alguno. Pero eso es lo que ha pasado en el día de hoy. Si no estás conmigo, estás contra mí. Radical, triste y obsoleto por completo.
Lo que más me ha sobrecogido es el hecho de que un gran porcentaje de los manifestantes era gente joven. Siempre he defendido que los jóvenes son el futuro de cualquier país. ¿Qué futuro espera si el arma que han utilizado esos jóvenes piquetes contra los “esquiroles” han sido ataques verbales y vejaciones?
¿A dónde estamos yendo? ¿Se solucionará el problema a base de luchar los unos contra los otros? Hemos perdido el norte.
Echo de menos España más que nunca, pero también más que nunca, me faltan fuerzas. Ya no son solo los bancos ni la clase política, sino además ahora estos acontecimientos sociales hacen que pierda mi confianza en un futuro cercano mejor.
Cuando preparamos un torneo de debate sabemos que cada postura debe ir acompañada al final de una alternativa que siembre la esperanza. Pues lamento si os defraudo pero hoy no soy capaz, ni de ver la alternativa ni de sembrar esperanza.

¿Sabes decir "no"?




Cuando la gente se entera de que el año que viene estudiaré en Polonia, me suelen preguntar si ya sé decir “algo” en polaco. En efecto, ya sé saludar, dar las gracias, lo típico… Pero hace unos días me preguntaron algo que me dio qué pensar: ¿sabes decir “no”?

No sabía, no tenía ni idea. Entonces me di cuenta de que esa palabra es, probablemente una de las más importantes de nuestro vocabulario. Es necesaria para conformar nuestra personalidad, pues no somos más que un cúmulo de decisiones. Y en muchas ocasiones no sabemos lo que queremos, pero sí sabemos lo que NO queremos.
Pero esto no va simplemente de decir unas letras con su adecuada pronunciación en otro idioma.Decir NO es más un acto de valor y autodeterminación.
En mi trabajo, contacto con preuniversitarios y les informo sobre nuestra universidad. Nada más saludar, ya puedo saber si la persona que está al otro lado del teléfono está interesada en la información que le voy a dar. No obstante, cuando obviamente no están interesadas, la gran mayoría de las veces no son capaces de decir “no”. Suelen aguantar la compostura mientras les hablo, o en el mejor de los casos, me dan excusas para colgar.
¿No sería todo más fácil si sacásemos valor para decir no?
Como ya he dicho, nuestra vida se conforma en base a decisiones. Decir sí o no marcará un camino u otro.

¿Cuál es el problema entonces? ¿Una sociedad con miedo a decir no? ¿O un mundo que no acepta un no por respuesta?
En cualquier caso, somos individuos poderosos, capaces de dominar 80 años de existencia. Una de nuestras posesiones más valiosas es nuestra vida, y no debemos mirar atrás y comprobar que el camino que recorremos difiere de lo que queríamos.
Debemos armarnos de valor y mantener firmes nuestras convicciones. 




Y después de esta reflexión tras aquella pregunta, apunté una nueva palabra a mi lista de vocabulario polaco:
Nie…



Por amor al Arte

"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro
y el mundo no es sino música hecha realidad"
Arthur Schopenhauer


En mi actual trabajo, me pongo en contacto con padres de preuniversitarios para darles a conocer mi querida universidad. La gran mayoría muestra interés, otros no tanto. La razón por la que no desean información suele ser porque sus hijos ya han escogido otra carrera. Pero esta entrada va dedicada a un caso muy especial: esos chicos que no desean ir a la universidad “por amor al arte”.
Me refiero a esos jóvenes que, movidos por una pasión infinita al arte (música, baile, pintura…), deciden no estudiar en una universidad para dedicarse por completo a desarrollar su talento.
Realmente, me entristece escuchar el tono desolado de esos padres que me confiesan que su hijo no desea estudiar porque prefiere seguir tocando el violín o bailando. ¿Por qué no sienten orgullo?
Todos los padres desean que sus hijos sean felices, y piensan que eso sólo se consigue estudiando una carrera, consiguiendo un buen trabajo, fundando una familia, etc. ¿Y por qué no replanteamos ese concepto de felicidad?
Felicidad es encontrar ese lugar en el mundo en que no te haga falta nada más. Despertar cada día sabiendo que vas a hacer lo que más te gusta. Y aunque un día lleguemos a casa destrozados, saber que esa sensación es fruto del esfuerzo por nuestra pasión.
A pesar de que yo esté enamorada de la economía, no conozco a muchas personas a las que su carrera les emocione cada día. No es muy común que una ingeniería, un código penal o un auto-cad ponga los pelos de punta. Pero sí lo es sonreír al escuchar una canción, quedarse con la boca abierta al ver a alguien bailar o pasar horas embelesado con los colores de un lienzo.
Eso es un artista. Alguien que se esfuerza toda su vida para conseguir crear sentimientos en el resto de las personas. ¿Cómo se puede no estar orgulloso de eso?
Quisiera acabar con dos mensajes. El primero es para los padres: admiren a sus hijos y apóyenlos, porque sin estima no se puede sacar lo mejor de uno mismo. El segundo, para los chicos: no renuncies a vuestra voluntad sólo para encajar en el saco de lo convencional, tomad vuestro valor en una mano y vuestro talento en la otra y seguid creando sentimientos para el resto del mundo.


Responsabilidad


Todos, en alguna ocasión, hemos afirmado que somos personas responsables. ¿Sabemos realmente qué conlleva serlo?
Si acudimos al Diccionario de la Real Academia de la lengua Española, se nos defineResponsabilidad como la “capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”.
Quisiera ir más allá de esa definición, e ir a la práctica, a lo real y a lo cotidiano. En el ámbito empresarial, la responsabilidad se asocia con el poder: cuantas más responsabilidades tienes, más poder podrás ejercer.
Surge aquí entonces el dilema… ¿qué ocurre cuando se enfrentan responsabilidad ansia de poder?
Desde mi punto de vista, la responsabilidad debe preceder siempre al poder. Es más, no se podrá tener poder alguno si no se es responsable.  Éste es uno de los principales problemas que se dan en las empresas, cuando se toma la decisión equivocada y se antepone el poder (o las ganas de ejercer poder) a una actitud responsable, que beneficiaría a todos los involucrados en un proyecto.
Así, ser responsable no es cargarse con mucho trabajo, no. Ser responsable es ser consciente de las aptitudes que tenemos, y si existe alguien más capacitado que nosotros, ponerlo a la cabeza del proyecto y aprender para poder mejorar.

No quisiera extenderme más. Sólo quería dejar aquí escrita esta reflexión que desde hace varios días ronda mi cabeza.
"El precio de la grandeza es la responsabilidad"
Winston Churchill

CV y motivación






Lo siento, pero no tienes el perfil que estamos buscando



¿En cuántas ocasiones se pronuncia esa frase tras una entrevista de trabajo? Quizá, muchos de los receptores del mensaje se cuestionen qué significa exactamente eso de “el perfil que buscamos”. Es usual que se caiga en la trampa de pensar “Si yo soy licenciado, incluso saqué buenas notas”.
Evidentemente, eso no es suficiente.
Vivimos en un momento en el que la mayoría de los jóvenes de entre 18 y 24 años se están sacando una carrera. Al egresar de la universidad, todos ellos podrán poner en su CV que son licenciados, diplomados o graduados.
El kit de la cuestión es, por lo tanto, qué más hay en tu CV, cómo se diferencia tu carta de presentación al resto que puedan llegar a una empresa tras un proceso de selección.
No podemos perder el tiempo. Contamos con 4 años (en mi caso, ya que soy estudiante de Grado en ADE), para no sólo conseguir nuestro título, sino también para darle color a nuestro Curriculum Vitae, llenarlo de pinceladas que lo hagan atractivo.


Idiomas, prácticas, actividades extra académicas. Esas son algunas pistas de cómo enriquecer el CV.
Curiosidad, inquietud, emprendimiento, ambición. Esas son las cualidades que debemos cultivar, para ayudarnos a disfrutar de recorrido académico y profesional.
Pero ante todo, y es algo de lo que ya hablé hace algún tiempo, MOTIVACIÓN.



Mi consejo es sencillo: encuentra algo que te motive, que te fascine, y mira al futuro fijando tus expectativas. Si unes motivación y futuro, verás los puntos que debes ir conectando (con trabajo y esfuerzo) para crear el camino que te lleve hasta la meta.

#PGE



Seré breve, porque bien es sabido que no se debe hablar “en caliente” con los hechos tan presentes, de cara a no caer en cólera…

Podéis comprobar que en todas mis entradas relacionadas con política se repite una palabra: VERGÜENZA. Esta entrada también va dedicada a la “política” (por llamarla de alguna manera) que acontece en nuestro país.

Hoy se han publicado con detalle los Presupuestos Generales del Estado (#PGE) y, de nuevo, VERGÜENZA. Esta vez rozando los límites de la cordura. Resumiendo:


Educación: -22%
Investigación: -34%
Cultura: -12%
Dependencia: -100%
Ayuda al desarrollo: -71%


¿Qué están haciendo con España? “Es necesario ajustarnos el cinturón y cumplir con los objetivos del déficit”… Pero, ¿a costa de qué? ¿De recortar el futuro (si es que lo hay) de España? 

Algunos ya sabrán que soy oradora del Club de Debate Loyola de ETEA. Tras preparar varios torneos y debatir contra universidades de todo el país, acabamos aprendiendo infinidad de cosas. Una de ellas, por ejemplo, es que los países con menor tasa de paro y mejor situación económica son aquellos en los que se INVIERTE en EDUCACIÓN, INVESTIGACIÓN y DESARROLLO por encima de cualquier contratiempo.
Y, mientras tanto, nosotros, seguimos en bajando en el palmarés…

Muchísimas gracias a esos maravillosos gobiernos tan eficaces a la hora de echar abajo un país. Gracias por inculcar en los jóvenes la sensación de no encontrar nuestro lugar, como si sobrásemos…
Están muy equivocados.

Tiempo, el tiempo pondrá todo en su sitio. El QR de hoy dará paso a las verdaderas penurias del mañana.


Aún así, de forma paralela, millones de jóvenes intentamos sacar lo mejor de nosotros mismos, aunque nos lo pongan difícil. Pero no se preocupen, eminencias políticas… Llegaremos lejos, y no tendremos que agradecerles nada, o quizá sólo haber sido tan buen “modelo por reactancia” (aquello en lo que no queremos convertirnos).





#PGE
#AsíVaEspaña

"El enemigo"



Confesé al inicio de este blog que para escribir necesito inspiración. Durante este tiempo no la he encontrado. En su lugar, ha venido a mí una pena inmensa.
Sí,pena.


La situación actual hace que cualquiera se estremezca. España, el país de Séneca, Cervantes, la Alhambra, la siesta… siempre hemos sabido darle color a un atlas. Y ahora, todo parece estar sumido en un gris opaco.

Todos andamos escandalizados con los “ajustes de cinturón” que un gobierno tras otro nos propone, maquillados para simular ser la panacea definitiva.

El sentimiento de desamparo es algo generalizado a estas alturas. Las utópicas promesas de la clase política han traído una desconfianza sin precedentes, que ha llevado a España a “divorciarse” de La Moncloa.

Y cuando parece que se ha llegado al límite, salen fuerzas de donde no las hay para empeorar las cosas y tensar aún más el clima.


No es la inspiración la que me ha empujado a escribir, sino la pena.

Encender el televisor, con miedo (como de costumbre) a qué aparecerá en los telediarios, y encontrar imágenes que dan ganas de llorar. 

Miles de estudiantes alzándose juntos para defender sus derechos, derechos que se han visto en peligro tras los justificadísimos recortes (nótese la ironía) que el Gobierno ha dictaminado. Escuchar a policías, envalentonados tras su refugio uniformado, abalanzándose contra “el enemigo”, con una brutalidad policial que jamás creí que vería en nuestro país en el siglo XXI.


Permítanme que deje algunas ideas claras. 

Los estudiantes no somos “el enemigo”, somos el futuro de este país (o de otros, si la situación laboral sigue prescindiendo de nosotros). Un recorte en educación no es un “ajuste de cinturón”, es un tijeretazo a la estabilidad de las próximas generaciones. La educación no es un gasto, jamás. Es, perdón, SOMOS la mejor inversión que podemos considerar.

Señores políticos, dejen ya de vernos como ese sector social que cuesta dinero y no aporta ingresos al Estado. Dense cuenta de una vez de la fuerza, ganas y voluntad que tenemos. 

No nos nieguen la oportunidad de explotar nuestro potencial, y los medios que necesitamos. Somos la herramienta y el espíritu necesarios para construir unf uturo mejor.


Si hace cinco años viésemos en el telediario las imágenes que hoy se retransmiten, no podríamos imaginarnos que eso sería España. ¿Acaso la clase política no siente pena al ver hasta donde hemos retrocedido?

Miren a su alrededor, escuchen al pueblo que (se supone) representan. La voz de "el enemigo” no pide otra cosa que no sea formar parte de España por derecho, y poder contribuir a una mejora permanente. Arreglemos esto, todos juntos, pero a costa de nadie.



#primaveravalenciana
#yotambiénsoyelenemigo

Gracias, mi Capitán.



Hace dos semanas, tras ganar la VI edición del Torneo de Debate UNIJES, escribí una entrada para agradecer a los miembros del LOYOLA Club de Debate de ETEA todo lo que han hecho y siguen haciendo posible.

Hoy, tras ganar otro torneo de debate, la III edición del Torneo de Debate Andaluz Guadalquivir, debo dar las gracias también. Aunque esta vez, debo agradecerle mucho a una sola persona.
Mi capitán, Alejandro Ibáñez.
He tenido la fortuna de poder trabajar contigo en tres torneos, en los cuales siempre nos hemos traído de vuelta un trofeo. Pero mi recompensa más valiosa no son esos premios.
Has sido un muy buen ejemplo a seguir. Templanza, voluntad, ganas y constancia. Has sabido transmitirme (a mí, y a muchos más) la pasión que sientes por el Debate de competición. Esa pasión que te ha hecho ser el grandísimo orador que eres hoy día.
Me has enseñado a pelear debates con ilusión y con elegancia. A trabajar en equipo y para el equipo. Escuchándote he aprendido a aceptar mis errores y a luchar para corregirlos. Me has aportado mucho, virtudes que podré desarrollar en los atriles y en cualquier ámbito de la vida.
El LOYOLA Club de Debate de ETEA tiene mucha suerte de que seas miembro y secretario del mismo. Y el resto de oradores tenemos mucha más suerte de tenerte como capitán, maestro, compañero y amigo.
Cada día que pasa demuestras ser “la mejor versión de ti mismo”. Eres muy grande, y lo sabes (aunque digas que eres “sólo un poco bueno”, jaja).
Ha sido un verdadero honor poder debatir contigo, aprender de ti y levantar trofeos juntos.


Por todo esto, y más aún, muchísimas gracias de corazón, mi Capitán.

Gastronomía para la vida.



En los tiempos que corren, tener tiempo libre es muy poco frecuente. Llevamos un ritmo de vida agotador, con déficit de sueño y superávit de cafeína.
Sólo tenemos dos opciones para seguir adelante: actuar por inercia o por pasión.
Sin lugar a dudas, yo me decanto por la segunda opción, y os ofrezco mi receta para conseguir sacar la mayor satisfacción del trabajo que realicéis. Sólo hacen falta dos ingredientes que le darán sabor a cualquier momento.
MOTIVACIÓN Y ESTRÉS.
Todos estaremos de acuerdo con que la motivación es algo fundamental en cualquier ámbito de la vida. Necesitamos ilusión para poder ser productivos. Fijad una meta a largo plazo, y visualizaos a vosotros mismos consiguiéndola. ¿Tenéis esa imagen? ¿Sentís la emoción? Bien, mantenedla en vuestro corazón y recordadla a cada instante, en cada paso. Cuanto más disfrutéis el camino, mejor sabrá la meta.
Seguramente, cuando habéis leído “estrés” le habéis otorgado una connotación negativa a ese término. Despojaos de ese prejuicio. El estrés es el estímulo que nos impulsa para unirnos al cambio. Es el empujoncito que necesitamos para poner en marcha nuestras ideas, la propulsión que nos llevará lejos. Dominad el estrés, que no os domine él… Y mimadlo, porque es la energía que necesitamos para caminar hasta nuestra meta.

Honrad tributo a ese matrimonio: Señora Motivación y Señor Estrés. Aliñadlos y cocinadlos. Si aprendéis de ellos, algún día, al mirar atrás, veréis que son “mamá y papá” del éxito de vuestros proyectos.

¡Gracias!




Llevo varios días recibiendo felicitaciones por haber ganado el VI Torneo de Debate UNIJES. No voy a mentir y decir que no estoy orgullosísima de haberlo conseguido… pero me es necesario escribir esta entrada y matizar ciertos aspectos.

Además del orgullo que me llena, existe un sentimiento aún mayor: el de gratitud.
Hace poco más de un año me uní al Club de Debate ETEA. Aunque siempre me gustó “discutir”, llegué a mi facultad siendo una mera padawan, que temblaba al ver al público, que no sabía cómo estructurar un argumento ni lo que era una falacia. Jamás me podría imaginar que pudiese proclamarme campeona de un torneo nacional, y sin embargo, aquí estamos.
Aunque fuésemos dos compañeras y yo las que nos pusiésemos delante de un atril en la Universidad de Deusto (Bilbao), el mérito no es sólo nuestro.
El mérito real es del Club de Debate ETEA en todos sus estratos.
En primer lugar, he de mencionar a nuestros “novatos”. Sois el gran futuro de nuestro club, y estáis demostrando día a día que sois muy capaces de seguir con la tradición de excelencia que venimos forjando desde hace ya muchos años.
Gracias también a mis “contemporáneos”. Me refiero a aquellos que se unieron al Club al mismo tiempo que yo: Marta, Rocío, José Ignacio, Manuel y muchos más. Sois increíbles, no sólo como oradores, sino también como personas. Es un verdadero placer teneros como compañeros y amigos, aguantándonos y apoyándonos siempre.
Mis “veteranos”, Alejandro, Beatriz, María, Chevy, Pedro Pablo y todos los que nos enseñasteis y enseñáis a esos novatillos vírgenes en la oratoria. Os encargasteis de sembrar en nosotros la semilla de la pasión por los atriles, y de darnos las herramientas para regarla como se merece. Inculcasteis en nosotros  el espíritu crítico y trabajador que necesitamos, gastasteis (o mejor, invertisteis) muchas horas en nosotros. Nos corregís y nos alentáis a seguir adelante. Gracias, de verdad, por todo esto y por mucho más.

Pero permitidme que mi más sincera gratitud vaya a una única persona, a mí Alberto.
Siempre te digo lo mismo, jamás podré agradecerte lo suficiente todo lo que haces por mí. Gracias al debate te conocí hace ya 14 meses. Desde entonces, has tenido que hacer uso de tu infinita paciencia conmigo. Te encontraste a una chica histérica, inquieta y derrotista, sin confianza en sí misma. Aún me pregunto qué verías en mí…
Me has enseñado mucho más de lo que podría imaginar. Eres mi maestro jedi, y no solo en el debate, sino en cualquier ámbito de mi vida. Has sido quien ha conseguido que aquello que repetías siempre, “no te conformes con ser tú misma, sé la mejor versión de ti misma”, se convierta en mi lema y filosofía de vida.

Me ilusiona mucho pensar que aún me queda tantísimo que mejorar, y que podré hacerlo contigo, Alberto, y con todos vosotros, mis compañeros y amigos del Club.
Gracias por lo que ya hemos conseguido todos juntos, y ánimo para lo que viene.


Indignada.



Sí, muy indignada. No soy una indignada del #15M, ni una indignada por el resultado de las elecciones.
Soy una ciudadana de segunda muy indignada.
Me duele teclear “ciudadana de segunda” para referirme a mí misma, pero más me duele que sea esa la realidad.
Debo darle las gracias a nuestra queridísima ley D’hont, y más aún a las dichosascircunscripciones.
Ese sistema tan representativo y justo que hace que el voto de un ciudadano valga considerablemente menos que otro.
Sistema que favorece el bipartidismo y que partidos independentistas (ojo, que no tengo nada en contra de estos últimos) obtengan escaños con muchísima más facilidad que otros partidos.
¿Esto es una democracia de calidad? Es una “democracia” en la que existen ciudadanos de primera, y segundones como yo.
Lo peor es que la batalla contra esta realidad está perdida. Nuestro congreso bipartidista jamás se pillaría los dedos para cambiarla, para ellos lo importante es ganar, pero la igualdad de los ciudadanos les resbala.
¿Qué nos queda? Aceptar como borregos nuestra “inferioridad” , la cual considero anticonstitucional por completo, y un importante lastre hacia la consecución de una democracia en condiciones.

"Time is money"


Llevo semanas sin escribir nada, no por falta de inspiración, sino por falta de tiempo. Entonces he pensado, ¿quién no ha dicho alguna vez “no tengo tiempo”?.  Así que he decidido que, en lugar de escribir sobre alguno de los sucesos que han tenido lugar en estos días, dedicaré esta entrada a dos conceptos que guardan una estrecha relación y que condicionan nuestro ritmo de vida notablemente: TIEMPO & TRABAJO.



Las personas trabajamos para ganar todo el dinero que podamos, cuanto más tiempo trabajemos, más dinero ganamos, así acabamos invirtiendo todo nuestro tiempo en la producción y no disponemos de tiempo para disfrutar de los beneficios de la misma. ¿De qué sirve tener mucho dinero si no se puede disfrutar? Es un sinsentido, pues quizá alcanzásemos más fácilmente la felicidad si trabajásemos menos, cobrásemos menos, pero tuviésemos más tiempo para disfrutar el dinero.

Sin embargo, nos empeñamos en ocupar todo nuestro tiempo. Cuanto más ocupados estemos, mayor será concebido nuestro estatus social. Pero, ¿y nuestra vida social? Paradójicamente, una elevada posición social derivada de una dedicación plena al trabajo nos deja sin tiempo para poder vivir como seres sociales, y nos reduce a seres laborales. ¿No debería, pues, traducirse esa ocupación a un elevado estatus laboral y un bajo estatus social?
Los avances tecnológicos se concebían como algo que nos permitiría trabajar menos, pues simplificarían las tareas del trabajador y reducirían su carga laboral. Nada más alejado de la realidad. Si bien es cierto que facilitan el trabajo y lo agilizan, el tiempo que nos dejan libre lo pasamos trabajando en otra tarea. No nos permiten trabajar menos, sino trabajar más rápido y así trabajar más.
No nos engañemos, nos encanta estar ocupados. Tener tiempo libre es sinónimo de ser un vago. Cuanto menos tiempo libre, más digna y capaz será la persona. Y todo a nuestro alrededor se adapta para que podamos ser dignos, para no perder ni un segundo, pues debemos invertir ese segundo en el trabajo. Por ejemplo, cuando pensamos en Nueva York, ciudad de los negocios por excelencia, nos vendrán a la cabeza dos imágenes: trabajadores corriendo de una oficina a otra, y establecimientos de comida rápida. Todo gira en torno a una premisa básica: “no pierdas el tiempo”.
A mi parecer, el dinero está para vivir bien. Si nos obcecamos en trabajar más para conseguir más dinero, no podremos destinar este último en una mejora de nuestra vida, pues no nos quedará tiempo para ello.



Hace poco compré un libro, en cuya portada pude leer una frase que me cautivó: “El tiempo es tuyo: cambiar el reloj por la brújula para tener el norte claro”. No podría expresarse mejor la idea que me ronda la cabeza tras leer las paradojas. Hemos perdido el destino y nos quedamos en el camino. El destino es la felicidad, el vivir bien. El camino es el dinero, necesario (en su justa medida) para poder llegar a la felicidad. ¿Cómo nos va a ser posible alcanzar la meta si sólo fijamos nuestra vista en el camino que recorren nuestros pies?

La liga del odio.




Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien.
Martin Luther King.


La inspiración para escribir la encuentro en aquellas situaciones que me llaman la atención por su peculiaridad. Este fin de semana, me sorprendí (por enésima vez) por la actitud que el ser humano muestra en determinadas circunstancias. Esta vez, me centraré en un caso concreto, que todos conocemos y compartimos: el fútbol.
Soy una persona “montada” en las redes 2.0 (twitter y facebook, principalmente). La primera la suelo revisar cada hora, ya que me pone al corriente de la mayoría de las noticias relevantes del día, así como de la opinión de mis “followers”.
Pues bien, el sábado por la noche me encontré con un panorama que me hizo sentir verdadera lástima. Recién terminado el partido Barça – Sevilla, ya había varios comentarios relacionados con el partido. Ese hecho, en sí, no es lo que me trajo la inspiración. Lo que me llevó a pensar “qué pena de sociedad” fue el contenido y el tono de los comentarios.
“Culerdos de mierda”, “Que os den por culo catalinos”, “es vuestra puta cara asquerosos”. Eso son tres ejemplo de lo más light que puedo mostrar.
¿Qué es el fútbol si no un deporte? ¿Qué somos nosotros si no espectadores y aficionados de nuestro equipo?
Parece ser que eso ya no es así. El fútbol ya no es un deporte, si no la excusa para poder odiar, y ya no somos otra cosa que los guerreros de una causa absurda. No somos aficionados de un equipo, si no aficionados a odiar a otro (y jamás entenderé tampoco el motivo, quizá porque no exista).
Estoy segura de que hay gente que disfruta más con las derrotas del equipo al que odia que las victorias del suyo propio.

Soy seguidora de un equipo, pero ante todo soy una persona como otra cualquiera, y jamás podría odiar a alguien que ni siquiera conozco, por el mero hecho de que sea de otro equipo. Si eso me hace ser una seguidora de segunda, así será. Para mí, la humanidad va antes que la desmesurada y absurda pantomima que despiertan las luchas entre aficionados.

Sí, me da verdadera lástima ver como el ser humano es capaz de tergiversar cualquier evento para poder crear una lucha absurda y sin sentido.
Pero más pena me da aún pensar que nadie luchará jamás por una conciliación lógica y una afición sana, si no que seguirán pasando los años, las ligas y los partidos, y seguiré leyendo “dulces” palabras de desprecio hacia mí, de gente que ni siquiera conozco, por el mero hecho de ser aficionada a un club de fútbol.

Cirque du Soleil



Este fin de semana he tenido la suerte de poder asistir al espectáculo “Corteo” del Cirque du Soleil. Fantástico y recomendable para todos los que quieran vivir una experiencia inolvidable. Un show inigualable que provoca unas sensaciones muy peculiares en los espectadores.
Fueron esas sensaciones las que me han llevado a dedicarle esta entrada en mi blog al magnífico Cirque du Soleil.
Mi entrada era para el domingo, y desde el sábado tenía el gusanillo en el estómago. Todos hemos oído hablar de este famosísimo circo, el mejor del mundo, según contaban. ¿Sería tan bueno en realidad?
Cuando estaba en el parking del recinto casi ni podía aguantarme la ilusión. Ver la enorme carpa, el icono del circo plasmado en las paredes exteriores. Todo ello no hacía más que incrementar mi impaciencia.
Al fin encontré mi sitio entre las 2.700 butacas que hay, las cuales se ocuparon, todas.
Al mirar hacia cualquier sitio veía mis mismos gestos reflejados en todas las caras. Una sonrisilla infantil en rostros de todas las edades. Un brillo especial en ojos que ya han vivido mucho. Nerviosismo idéntico en personas muy distintas.
Parecíamos niños pequeños. O quizá no lo parecíamos, si no que realmente lo éramos.
Cuando comenzó el espectáculo, los años que figurasen en nuestros carnets daban exactamente igual. Todos éramos niños mientras disfrutábamos de lo que ocurría dentro de la carpa.
Y de repente, me vi mirando a mi alrededor fascinada por la situación.
Un equipo de trabajo de (calculé a ojo) 200 personas, había conseguido que 2.700 adultos volviesen a ser niños durante 2 horas un domingo por la tarde.
Ese equipo de trabajo estaba compuesto por gente muy distinta, desde enanos hasta gigantes, malabaristas y acróbatas, músicos y cantantes, técnicos y actores. Pero todos eran uno, eran el Gran Circo del Sol.
Entonces pensé en cómo habría sido la vida de cada uno de ellos.
Todos poseen algún talento poco común. Desde pequeños, seguramente, les habrían dicho que se dejasen de circos y que hiciesen “algo de provecho” con sus vidas. Que jugar con mazas no les daría de comer. Que dejasen de trepar y se pusieran a estudiar. De otros, se reirían en el colegio, por ser más altos o más bajos que el resto.
Estoy convencida de que en la vida de cada uno de ellos hubo alguien que les dijo que con “eso que hacían” no llegarían a ningún sitio.
Sin embargo, afortunadamente, siguieron haciendo lo que les gustaba, lo que se les daba bien, por mucho que les dijesen que “de eso no se vivía”.
Después de muchos años de entrenamientos, dolor, exigencia, de escuchar por todos sitios que están locos si creen que van a llegar algún lado… después de todo eso no han llegado a ningún sitio. No. Han llegado a todos los sitios posibles. No solo han viajado por todo el mundo, si no que en cada país, son capaces de llegar a los corazones de las personas que se sientan en las butacas. Son capaces de ilusionar, impresionar, y volver loco de emoción a cualquier ser humano que tenga la suerte de verlos.
Admiro mucho al equipo del Circo del Sol, porque su espíritu de autosuperación y sus ganas por vivir de lo que “no da de comer”, le ha llevado a ser lo que son: los duendes que hechizan a 2.700 personas en cada sesión, que les devuelven a su infancia, y que consiguen levantarlos a todos de sus asientos y arrancarles del lugar más profundo de su ser una de las mayores ovaciones que he presenciado jamás.
Desde luego, sería imposible no tener ganas de volver a verlos, y estoy segura de que volveré.
Porque volver a sentir dentro la magia e ilusión que nos daba la vida cuando teníamos 7 años, eso es adictivo y no tiene precio.
Mi más sincera y efusiva enhorabuena al Cirque du Soleil, y sobretodo... ¡GRACIAS!